domingo, 12 de mayo de 2013

Recetas del pasado.



Artículo aparecido en el periódico "ABC" el domingo, 12 de mayo de 2013.

Con esta afirmación, recetas del pasado, el Gobierno ha dado carpetazo a la propuesta de pactos planteada por el PSOE en el peor momento de crisis económica que se recuerda en nuestro país desde que existen estadísticas. Una frase que resume como nada la obstinación del Gobierno en seguir por la senda económica trazada por la derecha europea y que, ya sabemos, conduce a que en 2015 haya más desempleo que en 2011, o sea, a echar por tierra una legislatura completa. La mención al pasado merece cierta reflexión porque ahí radica la clave de lo que ahora estamos sufriendo, en las consecuencias de determinadas recetas del pasado. Veamos cuales.

Nuestra economía creció mucho entre 1993 y 2008, un ciclo económico de 15 años desperdiciado. Un ciclo en cuya parte central, 1996-2004, gobernó el PP. Un ciclo en cuyo fatal desenlace han tenido que ver las decisiones adoptadas durante esos años por todos nuestros gobiernos y por la Unión Europea (UE), en especial las relativas a la creación del euro y su gobernanza nacional y comunitaria en el históricamente inédito contexto de tipos de interés reales prácticamente nulos.

No resolveremos esta crisis con la determinación y el consenso que su gravedad exige mientras no cerremos el diagnóstico de las recetas del pasado que nos han traído hasta aquí. Un ciclo completo perdido en el que nuestra economía apostó de manera insostenible por la construcción. Quince años durante los que nuestro sistema financiero, en especial las cajas de ahorro gestionadas de esa manera, infló la burbuja promotora, constructora e hipotecaria hasta su estallido final. Dos factores, preeminencia de la construcción y crecimiento suicida del crédito sin las cuales nuestra realidad sería hoy muy distinta.

La responsabilidad de lo ocurrido es colectiva. No sólo del Banco de España sino también Banco Central Europeo y del conjunto de instituciones comunitarias, de los partidos al frente del Gobierno central o en las CC.AA. Los agentes sociales -por supuesto las sectoriales empresariales de las finanzas y la construcción- nunca advirtieron lo que podía suceder. Tampoco lo hizo la academia, ni los institutos de estudios, análisis y posgrado, ni el sistema financiero, claro.

Recetas del pasado fueron la ley del suelo de 1998, la gestión madrileño-valenciana de Bankia -más de la mitad del rescate financiero y suficiente para haberlo evitado-, la explosión descontrolada del crédito provocada por la creación del euro -el 1 de enero de 1999 se fijaron los tipos de cambio, las monedas y billetes empezaron a circular el 1 de enero de 2002-, o la reducción del porcentaje del PIB dedicado a I+D+i entre 1996 y 2004 a pesar de que en el año 2000 se lanzase la ambiciosa Estrategia de Lisboa. Por todo ello no vale recordar 1996-2004 para reivindicar lo que el PP es capaz de hacer para desviar la atención sobre sus errática gestión actual, que comenzó en 2011, entre otras decisiones rectificadas en pocos meses por la troika, con la recuperación de la desgravación en el IRPF por la compra de vivienda…

Tras la quiebra de Lehman Brothers, y según el diagnóstico que entonces se realizó, la UE apostó unánimemente por amortiguar la crisis mediante políticas expansivas, el Plan Europeo de Recuperación aprobado en el Consejo Europeo de diciembre de 2008, que fue reemplazado radicalmente por el austericidio auspiciado por Angela Merkel a partir de la quiebra de Grecia en 2010. Pues bien, ni un camino ni el otro. No hay más que mirar lo que están haciendo los EE.UU, que no es sospechoso de ser un país peligrosamente izquierdista. La política actual será otra receta del pasado.

Nuestro país desperdició un ciclo en el que la transformación económica que mostramos al mundo con exagerado orgullo tuvo mucho de insostenible burbuja. Años plagados de recetas del pasado, de errores nacionales y europeos, de malas políticas y gestión económica y financiera negligente. Un grave error colectivo, sí, aunque más culpa de unos que de otros.

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